Mi forma de entender la fotografía.

Me gusta la belleza del mundo que me rodea e intento plasmarla en la fotografía.

Uno de los trabajos de fotografía arquitectónica que más me ha marcado fue el del monasterio de santa María de Poblet en Tarragona.

Allí tuve la oportunidad de comunicarme con su espiritualidad y de poder fotografiarla, esa luz sencilla, cálida, funcional pero al mismo tiempo acogedora. Mis fotografías intentan transmitir exactamente lo que yo sentí en el monasterio, pasión y espiritualidad.

Desde entonces, antes de empezar cualquier proyecto fotográfico, tengo que imbuirme del espíritu del lugar, de lo que sintió el arquitecto al crear el edificio o de su historia.

En mis fotografías plasmo sentimientos y pasión. No son imágenes vacías.

Sí, es cierto, la arquitectura es volumen, pero también es luz.

Sin la luz no se aprecia el volumen de las cosas, la luz es una parte importante en el diseño de un edificio, estancia o habitación. Con ella podemos decir al futuro huésped que el sitio es acogedor, tranquilo y donde encontrara el descanso que se busca en un hotel o vivienda.

Mi forma de entender la fotografía es respetando esa luz y que tipo de tratamiento se le ha de dar, con sus constantes cambios por la hora del día, las estaciones del año o como se diseñó su iluminación. Mi fotografía es honesta e intento otro punto de vista a las cosas.

Con esos mismos principios realizo la fotografía gastronómica respetando eso si el color y textura del alimento, pero añadiéndole deseo y pasión al plato en su conjunto.